Hoy por fin me he decidido a sacarlas de la nevera, ahí estaban las pobres, en esa bolsa de plástico llena de gotitas de agua, abandonas en el cajón de las verduras, junto a una bandeja de tomates que están a punto de seguir su mismo destino.
Y de la nevera han ido directas al cubo de la basura, es lo que me pasa la mayoría de las veces que compro verdura fresca, que acaba espochandose en el cajón de la verdura hasta que crean un sistema de vida propio. Estas alcachofas se compraron hace un mes, cuando vino a pasar el fin de semana una de mis amigas, como las dos estamos a dieta la idea era comprar cosas que pudiéramos comer, hacer las comidas en casa y evitar así las tentaciones.
Así que completamente mentalizadas, planificamos nuestras comidas y nos fuimos al super a hacer la compra
- Haremos unas verduras hervidas y un bistec a la plancha.
- Y para cenar una ensalada.
- ¿Que te parece si compramos unas alcachofas y las hacemos al horno?
- Mmm que buenas!! vale, cojamos dos para cada una".
Pero pasó lo que acaba pasando siempre, que la intención es muy buena pero planificas más comidas de las que vas a hacer, y preparar verduras y pelar patatas es una de las cosas que más pereza me da, tener que lavar, cortar y prepararlas para cocinarlas es algo que no me gusta nada, pero nada, y como habían alternativas más apetecibles ahí se quedaron las pobre alcachofas, en el fondo de la nevera, hasta hoy.
Ese es el motivo por el que normalmente compro las verduras congeladas, todo son ventajas, vienen ya lavadas, cortadas y preparadas para que hagas con ellas lo que te de la gana y además en un estudio de la OCU, comparaban las verduras "frescas" las congeladas y las de bote, y oh! sorpresa!, resulta que las que conservaban más vitaminas y demás propiedades verduriles eran las congeladas, ¿la explicación? muy sencilla, las verduras congeladas se congelan casi recien recolectadas, en cambio el tiempo que pasa entre que una verdura fresca se recolecta hasta que llega a la mesa del consumidor parece ser que es mucho más del que nos imaginamos (eso sin contar con el tiempo "extra" que puede pasar en la nevera de casa). Resumiendo, que a no ser que tengas la huerta en casa, las verduras congeladas son la mejor opción. ¿Necesito más argumentos?
Pobres alcachofas que han fenecido encerradas en la bolsa de plástico sin haber cumplido con su deber alimenticio, pobres vitaminas, fibras y elementos saludables desperdiciados por mi vagancia, si hubieran tenido la suerte de ser congeladas ahora estarían cómodamente alojadas en mi congelador, esperando el momento de ofrecer todas esas cualidades al afortunado comensal que las degustara.
Lo peor de todo es que finalmente acabamos pasando el fin de semana delante de la tele, comiendo palomitas, guacamole con doritos por un tubo y demás guarrerías varias...
y la puñetera de mi amiga encima de no engordar, adelgazó!!!